La Tortuga de Tierra de Climas Tropicales y Subtropicales

Existen más de 200 especies de tortugas terrestres en el mundo. Entre las especies más habituales de climas tropicales y subtropicales como mascotas encontramos dos especies de tortugas africanas, la Tortuga leopardo (Stigmochelys pardalis) y la Tortuga de espolones africana (Centrochelys sulcata), y dos especies de tortugas de centro- y sud-americanas, la Tortuga carbonaria o de patas rojas (Chelonoidis carbonaria) y la Tortuga de patas amarillas (Chelonoidis denticulada).

Algunas de estas especies están protegidas y puede ser necesaria documentación especial para su tenencia legal. En cualquier caso se recomienda adquirir siempre ejemplares criados en cautividad y de procedencia legal.

Alimentación

La mayoría de tortugas terrestres son herbívoras y su dieta se compone mayormente de plantas. Es importante que la dieta sea lo más variada posible, sin abusar de ningún ingrediente y respetando las proporciones:

  • Verduras y algo de hortalizas: Las verduras deben ser la parte más importante de la dieta de las tortugas, y se deben ofrecer a modo de ensalada, con las hojas troceadas y mezcladas para que no seleccionen. Cada día deberían recibir como mínimo 3 verduras distintas, además de irlas variando semanalmente. Algunas verduras recomendadas son rúcula, canónigos, escarola, col, acelga, endivias, lechuga, espinacas, berza (col rizada), berros, canónigos, hojas de nabo y remolacha, y otras verduras (hojas) de consumo humano. También se pueden incluir otras plantas silvestres o de cultivos, como  trébol (flor y hojas), brotes de hierba y gramíneas, alfalfa, diente de león (flor y hojas), hojas de chumbera (abiertas y sin pinchos), hojas de morera y vid, pétalos de rosa, flores de hibiscos, llantén, cerraja, malva, cardos, etc. Para completar la ración de verduras se puede añadir un poco de: zanahoria, judías verdes, guisantes, coliflor, brócoli, pepino, calabaza, champiñones, brotes de soja, tomate, pimiento, etc. Las tortugas africanas, a causa de  su procedencia de zonas relativamente áridas, deben recibir dietas con alimentos más secos y fibrosos, y una menor cantidad de hortalizas y frutas. Además de verduras fibrosas, se puede añadir hierba fresca y heno diariamente a la dieta, incluso troceado y mezclado con la ensalada. Estas tortugas en cautividad pueden tener un crecimiento muy rápido (más de lo natural) y puede resultar en malformaciones del caparazón. Para evitarlo se puede reducir la cantidad de alimento (pueden ayunar 1-2 días por semana), y añadir a la dieta complementos de calcio (carbonato cálcico en polvo, jibia,…) varias veces por semana, sobre todo durante la fase de crecimiento.
  • Fruta: Para la especies africanas, la fruta no debería superar el 5% de la dieta (un poco de fruta 1-2 veces/semana), mientras que las especies americanas al vivir en zonas más boscosas pueden llegar a consumir un 50% de la dieta en forma de fruta. La fruta resulta muy apetitosa para las tortugas, pero su contenido en calcio y proteínas es más bien limitado. Se puede ofrecer todo tipo de fruta de temporada, como manzana, pera, fresas, sandía, higo, kiwi, melón, ciruelas, melocotón, plátano, etc., e irlas variando según la disponibilidad estacional.
  • Alimentos de origen animal: En libertad algunas de estas tortugas ocasionalmente consumen caracoles, babosas, lombrices, carroña,… siendo más habitual en las especies americanas que en las africanas. En cautividad, si el animal recibe una dieta completa, no es necesario ningún aporte de proteína animal, e incluso un exceso puede ser perjudicial. Muchas tortugas terrestres pueden comer con deleite pienso de perro o gato en grandes cantidades, lo cual no debería permitirse pues resulta muy nocivo para su riñón. Si acaso, en épocas de mayor necesidad nutricional se puede ofrecer alguna fuente de proteína animal de manera muy ocasional (1 vez cada 15 días), en forma de caracoles (con caparazón), gusanos de tierra, una bolita de pienso de perro o de gato, huevo duro,…
  • Complementos vitamínico-minerales: Algunas tortugas pueden tener mayores requerimientos de nutrientes en ciertas fases de su vida (crecimiento, reproducción y puesta de huevos, enfermedad,…) y puede ser necesario complementar la dieta con un complemento vitamínico y de calcio o un pienso específico para tortugas. En las tiendas se encuentran piensos para tortugas de tierra en forma de barritas o granulado, cuya calidad varía muchísimo según la marca. En general no se recomiendan como dieta única, sino como un complemento más de la dieta que se puede ofrecer 1-2 veces/semana. Si no están acostumbradas a comer este tipo de piensos, al principio pueden mostrarse reacias. Lo mejor es añadirlo primero desmenuzado y húmedo, mezclado con la ensalada, y luego cuando ya se han acostumbrado al sabor, lo consumen directamente sin necesidad de triturarlo.

Todas las tortugas deberían disponer de una zona dónde poder bañarse y beber agua si lo desean. Se les puede proporcionar un recipiente poco profundo y lo suficientemente grande como para que puedan entrar enteras y bañarse. El agua se debe renovar diariamente, ya que tienen tendencia a defecar en ella. 

Mantenimiento

Las tortugas son animales ectotermos. Eso significa que no pueden producir su propio calor corporal, y dependen de la temperatura exterior. Por esta razón cuando la temperatura exterior baja, se ralentiza su metabolismo y pueden entrar en hibernación.

Estas especies no hibernan en la naturaleza porque viven en climas con temperaturas altas durante todo el año, por lo que no están preparadas para aguantar largos períodos de frío. Cuando viven fuera de su hábitat, en un clima templado, durante parte de la primavera y todo el verano pueden vivir en zonas exteriores controladas, pero en otoño e invierno es necesario alojarlas en un terrario o habitación interior con calefacción e iluminación adecuadas, incluyendo  fuentes de luz ultravioleta.

Un rango de temperatura general de entre 25 y 30ºC es adecuado para la mayoría de especies africanas (p.ej. C. sulcata, S. pardalis), pero conviene que haya en el terrario una zona de más temperatura, hasta 35ºC, bajo el foco de calor. Las especies centro- y sudamericanas (C. carbonaria, C. denticulata) se pueden mantener a una temperatura un poco más baja, de entre 23 y 29ºC, pero con una mayor humedad ambiental.

Es aconsejable que dentro del terrario haya un rango de temperaturas (por ejemplo 25ºC en la zona más fría y 35ºC en la más caliente), para que el animal pueda elegir a que temperatura prefiere estar en cada momento. Para conseguirlo, las fuentes de calor ideales son los focos calefactores (p.ej. una bombilla de cerámica o incandescente) puestos en un lado del terrario, de modo que cuando el animal se ponga debajo del foco tenga una temperatura en el rango alto, unos 30-35ºC, y si se aleja pueda estar a menos temperatura.

 También se pueden usar como fuentes de calor mantas eléctricas o cables calefactores para aumentar la temperatura general, pero hay que tener presente que la manera natural de calentarse para las tortugas es tomar baños de sol (calor radiante desde arriba).Las mantas y cables al aportar temperatura desde debajo, solo pueden ser útiles para aportar una temperatura base en el terrario (25ºC), pudiendo combinarse con las bombillas para que éstas proporcionen puntos más calientes desde arriba en ciertas zonas del terrario.

Se debe vigilar que las tortugas no puedan entrar en contacto directo con las fuentes de calor o que una exposición prolongada les pueda producir lesiones, ya que no perciben las quemaduras.

La mayoría de estos animales llegan a un tamaño adulto grande, y por eso serán necesarios terrarios grandes y espaciosos o habitaciones acondicionadas dónde puedan desplazarse y moverse con libertad.

Las tortugas producen la vitamina D3 en la piel con la ayuda de la luz ultravioleta (UV) del sol. Una de las funciones más importantes de la vitamina D3 es ayudar en la absorción del calcio del alimento, para que puedan tener unos huesos fuertes y crecer correctamente. Por esta razón es tan importante que les de cada día la luz del sol directa, pero sin que cristal ni plástico por en medio (porque retienen la luz UV). Alternativamente, si no es posible que les del sol directo, se les puede poner en el terrario una lámpara de luz UV para reptiles, que simulará el efecto solar.

Si se ponen plantas naturales en el terrario, deberá vigilarse que no sean tóxicas, y si se usan artificiales, habrá que controlar que no las muerdan e ingieran trozos de plástico.

El sustrato del terrario debe elegirse con cuidado ya que podrían ingerirlo por error con la comida y sufrir obstrucciones gastrointestinales. Se aconsejan sustratos orgánicos que puedan digerir en caso de ingestión, como por ejemplo heno, turba, sustrato de coco, paja, etc. Por esa razón los sustratos de corteza o grava no son muy aconsejables. También se deben evitar los sustratos inorgánicos o polvorientos como arena de playa, sepiolita (arena de gato), serrín, etc. Para tortugas pequeñas el simple papel de periódico es una opción muy higiénica y segura.

Los terrarios deben tener buena ventilación, ya que el acumulo de humedad y gases puede facilitar la aparición de problemas respiratorios.

Salud y patologías

Las lombrices y otros parásitos intestinales son particularmente frecuentes en tortugas de tierra y es conveniente desparasitación anual para su control. Los parásitos digestivos pueden producir adelgazamiento progresivo, obstrucciones gastrointestinales, diarreas y debilitación del paciente, haciéndole más susceptible a otras enfermedades. En el caso de las tortugas que van a hibernar se aconseja desparasitarlas previamente a la hibernación para que se reduzca o elimine el número de parásitos y no consuman las reservas de la tortuga durante el letargo. Además algunos de estos parásitos podrían llegar a los intestinos humanos si no se toman unas buenas medidas higiénicas.

Es aconsejable una revisión veterinaria anual de las tortugas, para comprobar que presentan un buen estado de salud, pudiéndose hacer coincidir con la desparasitación anual. También es recomendable llevar al animal al veterinario especialista en caso de enfermedad, aunque a veces los síntomas que muestra no son muy aparentes. Algunos de estos síntomas pueden ser lagrimeo de los ojos, mucosidad, respiración con el cuello extendido y la boca abierta, bajada gradual de peso, diarreas, debilidad, apatía, anorexia, bultos en el cuerpo, caparazón blando, cambios de coloración del caparazón, etc.

Los reptiles pueden tener Salmonella como flora digestiva normal. Estas bacterias no suelen causar enfermedad a las tortugas, pero pueden ser un riesgo para los humanos, que al ingerirlas pueden padecer salmonelosis, con diarreas, fiebre e infecciones generalizadas. Por esta razón es recomendable extremar las medidas higiénicas en el contacto con reptiles, lavarse bien las manos con agua y jabón después de su manipulación y evitar el contacto con la boca o alimentos. Esto es especialmente importante en personas con un sistema inmunitario débil, como niños, gente mayor, embarazadas, etc.

Este artículo es un repaso básico sobre el manejo y alimentación de las tortugas de tierra de climas tropicales y subtropicales, para más información acuda a nuestro centro.

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