El Hurón

El hurón (Mustela putorius furo) es un carnívoro de la familia de los mustélidos. Es un animal solitario con poco instinto territorial. Desciende del turón silvestre europeo (Mustela putorius), que fue domesticado hace más de 2.000 años para la caza de conejos y el control de plagas de roedores. Recientemente se ha popularizado como mascota, por su carácter juguetón y su reducido tamaño. Tiene una esperanza de vida de 5-8 años. Los machos suelen tener un tamaño mayor que las hembras.  

Alimentación

Los hurones son carnívoros estrictos, y necesitan una dieta rica en proteína animal de calidad, siendo incluso más exigentes que los perros y los gatos. Su tracto intestinal es muy corto, haciendo necesario que la proteína de la dieta sea de muy buena calidad para una absorción más eficiente, y obligándoles a comer a menudo para evitar que padezcan hipoglucemias.  

La base de la dieta de un hurón debe ser un pienso seco de calidad específico para hurones. Lamentablemente hay pocos piensos buenos para hurones en el mercado, pero sí que hay muchas marcas de pésima calidad. Un buen pienso para hurones debe tener alrededor de un 40% de proteína bruta y esta proteína debe ser de origen animal. Los piensos de calidad, ricos en proteína animal, se pueden dejar puestos a libre disposición, y la mayoría de hurones consumen la cantidad que necesitan sin llegar a padecer sobrepeso. Sin embargo, los piensos de baja calidad suelen causar obesidad y problemas urinarios en hurones. 

Algunos criadores o incluso particulares, optan por una alimentación a base de carne cruda, pero conviene advertir que este tipo de alimentación supone un mayor riesgo de deficiencias nutricionales y transmisión de enfermedades, si no se realiza de manera óptima. A esto conviene añadir, que los hurones alimentados con dietas blandas desarrollan más sarro y caries, siendo necesario realizar limpiezas dentales bajo anestesia de forma periódica. 

Los cambios de dieta en hurones deben realizarse siempre gradualmente, ya que los cambios bruscos suelen causar diarreas. 

Opcionalmente se pueden ofrecer pequeñas cantidades de carne como golosina, aunque se aconseja su cocción previa, para reducir el riesgo de contraer patógenos. Otras golosinas que se pueden ofrecer son trocitos de jamón cocido o fiambre de pavo, así como huevo batido de vez en cuando. Aunque las cosas dulces les suelen gustar bastante, sólo deben darse en pequeñas cantidades y de forma muy ocasional, ya que existe el riesgo de potenciar la aparición de insulinomas (tumores de páncreas).  

Siempre deben disponer de agua limpia, preferentemente en un bebedero de pipeta, para evitar que la ensucien y vuelquen el plato. El agua se debe renovar diariamente.

Mantenimiento

Se pueden mantener en jaulas de barrotes metálicos con base de plástico como las de los conejos. Las jaulas deben ser lo más espaciosas posible, aunque también se pueden emplear jaulas altas con varios niveles para aumentar la superficie útil. La separación entre los barrotes de la jaula no debe ser muy grande, ya que son buenos escapistas y pasan por agujeros pequeños. La base de plástico evita que al rascar el suelo echen el substrato fuera. 

La jaula puede colocarse tanto dentro como fuera de la casa. Si se alojan en el exterior deben disponer siempre de una zona dónde resguardarse de las temperaturas extremas y de otras inclemencias meteorológicas. Conviene evitar las zonas con corrientes de aire, altas humedades y cambios bruscos de temperatura. La ubicación de la jaula en una zona exterior permite una mejor ventilación, que el animal disfrute de la luz solar y de un ciclo de luz natural, haciendo que su regulación hormonal y de la muda sea óptima. Además, se ha visto que puede ayudar a prevenir la aparición de problemas en las glándulas adrenales. Los animales alojados en interior es preferible que se mantengan en habitaciones sin calefacción y con ciclos naturales de luz, porque las condiciones artificiales de luz y temperatura (simulando una eterna primavera-verano) pueden favorecer la aparición de alteraciones reproductivas y de la muda. 

Como sustrato se puede emplear papel de periódico, toallas o viruta de madera, aunque suelen revolverlo todo. En la esquinera que usan como letrina se pueden emplear sustratos de aglomerado de madera o de papel reciclado, especiales para pequeños mamíferos. Se desaconseja completamente el uso de serrín en polvo y arena de gato porque producen mucho polvo y pueden causar problemas oculares y respiratorios. Además, la arena de gato puede ocasionar obstrucciones digestivas en caso de ingestión. 

Al ser animales muy inquietos suelen volcar los platos de la comida y los bebederos, por eso es aconsejable fijarlos bien a la jaula. Los bebederos y comederos deberían lavarse con agua y jabón al menos una vez a la semana para evitar la proliferación de patógenos. 

Los hurones pasan largos períodos de tiempo durmiendo, y agradecen disponer de uno o varios sitios dónde poder hacerlo a sus anchas. Se les puede poner un nido o caja de madera para que usen de madriguera, y alguna hamaca o túnel dónde puedan esconderse. A falta de esto, se les puede ofrecer una toalla o manta para que se escondan debajo de ella.  

Las heces y la orina deberían retirarse diariamente de la jaula para evitar que huela mal y no proliferen microorganismos patógenos. La jaula debería revisarse regularmente para retirar los restos de comida que puedan quedar escondidos, ya que si los consumen cuando están en mal estado les puede causar problemas digestivos.  

Los hurones deberían disfrutar de un tiempo fuera de la jaula para ejercitar su musculatura, jugar e interaccionar con los miembros de la familia. Como mínimo deberían poder salir un par de horas al día. Estos períodos de semilibertad deberían ser siempre en una zona interior bajo control, ya que fácilmente se pueden meter en agujeros peligrosos, escaparse o sufrir accidentes inesperados. Durante estos períodos se debe evitar darles comida perecedera, porque tienen tendencia a esconderla para comérsela en otro momento, y si la consumen pasados unos días puede sentarles mal.  

Los hurones desprenden un olor característico que puede llegar a ser desagradable para algunas personas. Este olor lo producen principalmente las glándulas sebáceas presentes en toda su piel. También tienen un par de glándulas al lado del ano que en momentos de estrés pueden soltar una secreción pestilente, pero que no contribuyen notablemente al olor general habitual. El olor se puede controlar parcialmente con baños y un jabón suave de perros o gatos, aunque conviene no realizarlo más de una vez al mes, porque se les reseca la piel, y se estimula más el olor corporal.

Salud y patologías

Los hurones recién comprados deberían asistir a una visita con un veterinario especializado, para confirmar que se encuentran en buen estado de salud y establecer un plan de vacunaciones y desparasitación.  

Los hurones son muy sensibles al virus del moquillo canino, y un 95% de los animales que lo contraen se mueren. Este virus es muy frecuente en la península Ibérica y conviene vacunar a los hurones para evitar riesgos. Inicialmente se realizan 2 o 3 vacunaciones, separadas 2-4 semanas entre ellas, y posteriormente solo es necesario una revacunación anual. Muchas vacunas de moquillo elaboradas para perros pueden ser inefectivas o comportar peligros para los hurones, de modo que conviene ser aconsejado al respecto por un veterinario especializado.  

La vacunación contra la rabia en hurones es obligatoria en algunas comunidades autónomas y países, sin embargo, en los que no lo es, se acostumbra a recomendar ponerla en aquellos animales que van a viajar o que exista el riesgo de que puedan morder a alguien. La vacunación de la rabia se repite anualmente.  

Si los hurones entran en contacto con otros animales de la casa o salen de forma regular al exterior, es necesario establecer también un plan de desparasitación, para evitar que pueda coger pulgas, garrapatas, gusanos y otro tipo de parásitos. 

Como se ha mencionado anteriormente, el olor de los hurones lo producen unas glándulas sebáceas repartidas por toda la piel del animal, las cuales están controladas hormonalmente por las hormonas sexuales de los ovarios y los testículos. Si se quiere reducir el olor corporal, se debe realizar la castración/esterilización del animal, existiendo dos opciones, la extirpación quirúrgica de las gónadas (ovariohisterectomía o orquidectomía) o la castración química temporal con el uso de fármacos que inhiben las hormonas sexuales (agonistas de la GnRH). Antiguamente una práctica muy extendida entre los criadores de hurones, era la esterilización quirúrgica de los cachorros para reducir el olor, aunque se ha visto que esto puede favorecer la aparición de enfermedades de las glándulas adrenales cuando son adultos. Antes de tomar cualquier decisión sobre la castración química o quirúrgica, es aconsejable consultar a un veterinario especializado para que pueda informarle sobre las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas, y así conseguir el mayor beneficio para la salud del hurón. 

Las hembras de hurón no esterilizadas, cuando entran en celo (tienen la vulva hinchada), mantienen el celo hasta que no se aparean con un macho. Las hembras que no se aparean, pueden sufrir intoxicación por sus propias hormonas sexuales (hiperestrogenismo) y padecer anemia, anorexia, adelgazamiento y otros problemas de salud que ponen en riesgo su vida. Si se observa que la hembra tiene la vulva hinchada más de 3 semanas, conviene llevarla al veterinario para que le inyecten hormonas para bajar el celo. Si no se desea hacer criar a la hembra anualmente, es aconsejable su esterilización quirúrgica o química con un implante hormonal subcutáneo.   

La extirpación quirúrgica de las glándulas anales está desaconsejada, puesto que es una intervención agresiva que puede dejar secuelas y no contribuye a controlar el olor corporal. 

Los hurones producen una secreción marrón-negruzca en las orejas de forma normal que conviene ir retirando con algún limpiador ótico para perros o gatos una o dos veces al mes.  

El ritmo de crecimiento de las uñas de los hurones es muy rápido y la mayoría de propietarios aprenden a cortárselas ellos mismos en casa, vigilando siempre no cortar la vena que hay en el interior para que no sangre.  

Por su carácter inquisitivo y juguetón, a los hurones les gusta mordisquearlo todo. Con frecuencia se observan hurones que se han tragado cuerpos extraños por accidente y esto les puede causar obstrucciones digestivas. Para evitar fatalidades no hay que dejar a su alcance objetos de goma, plástico, huesos de frutas, espuma, o con trocitos metálicos, y conviene elegir bien el tipo de juguetes que se le ofrecen.  

La información descrita en este artículo es un breve repaso sobre el correcto manejo y alimentación básicos de los hurones, para más información acuda a nuestro centro. 

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