La Tortuga de Florida y sus congéneres

Las tortugas de Florida son las tortugas acuáticas más conocidas como mascotas. Hace años la subespecie más frecuente era la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta elegans), aunque desde que se reguló su comercio se pueden encontrar otras subespecies como la tortuga de orejas amarillas (Trachemys s. scripta), la tortuga de Cumberland (Trachemys s. troosti), y otras muchas especies emparentadas pertenecientes a la a la familia de los Emídidos (Mauremys reevesi, Graptemys geographica, Graptemys pseudogeographica, Pseudemys spp.).

Alimentación

La mayoría de las tortugas acuáticas son omnívoras, y en libertad se alimentan de plantas acuáticas, raíces y frutos que caen en el agua, así como insectos, pequeños peces o carroña. Algunas especies son más herbívoras i solo comen una pequeña cantidad de alimentos de origen animal, mientras que otras consumen una mayor cantidad. También es habitual que los ejemplares juveniles coman más proteína animal y conforme van creciendo van cambiando las proporciones y consumen más alimentos de origen vegetal.

Muchas tortugas acuáticas mantenidas en cautividad sufren enfermedades a causa de dietas incorrectas, siendo especialmente importante proporcionarles una dieta equilibrada. Los errores más frecuentes son hacer una dieta estrictamente carnívora o alimentarlas sólo con alimentos comerciales. En las tiendas se encuentran dos tipos de alimento comercializado para tortugas acuáticas:

  • Gammarus (gambitas secas): Es probablemente el más popular, pero son nutricionalmente insuficientes y solo deberían darse de forma esporádica como golosina.
  • Piensos en forma de barritas o granulados: Si son de una marca de calidad son más nutritivos que las gambitas, pero aún así una dieta exclusivamente a base de estos piensos suele ser incompleta.

La dieta descrita a continuación es principalmente para las tortugas de Florida (Trachemys scripta), pero se puede adaptar a buena parte de las especies de tortugas acuáticas mantenidas como mascota:

  • Vegetales frescos (verduras y hortalizas) y fruta: Se pueden dar vegetales frescos a diario, como escarola, espinacas, acelgas, lechuga, pepino, calabacín, zanahoria, tomate, judías verdes, col, brócoli, etc. Algunos animales no acostumbrados a comerlos, pueden mostrarse reacios al principio, pero poco a poco van iniciándose en su consumo. Ocasionalmente, una vez a la semana, se pueden dar pequeñas cantidades de fruta, como manzana, pera, melocotón, melón, etc.
  • Alimentos de origen animal: La parte de la dieta de proteína animal que necesitan ingerir las tortugas acuáticas se puede dar en forma de pequeños peces enteros (con piel, espinas y vísceras), mejillones, berberechos, almejas, colas de gamba, barritas de cangrejo (sin condimentar), pedacitos de hígado y vísceras crudas, carne de pollo, ternera o cerdo (evitando embutidos, jamón dulce u otros productos cárnicos procesados), bolitas de pienso de perro y gato (mejor si son con sabor a pescado), gusanos, lombrices de tierra, larvas e insectos, caracoles y babosas, etc. Se debe vigilar que los insectos y los caracoles no contengan insecticidas. La frecuencia con la que se pueden ofrecer los alimentos de origen animal, depende de la edad y el tamaño del animal:
    • Juveniles hasta los 3-4 años (o hasta un tamaño cercano al adulto): 4-6 veces/semana
    • Subadultos entre los 4-6 años: 3-5 veces/semana
    • Adultos a partir de los 6 años: 2-3 veces/semana

Mantenimiento

Las tortugas son animales ectotermos, eso significa que no pueden producir su propio calor corporal y dependen de la temperatura exterior. A una temperatura ambiental de entre 22 y 32ºC pueden llevar a cabo todas sus funciones fisiológicas y metabólicas normales, pero cuando la temperatura exterior baja, se ralentiza su metabolismo y entran en hibernación. La mayoría de las tortugas acuáticas mantenidas como mascotas son originarias de zonas tropicales o subtropicales, dónde la temperatura suele ser alta durante todo el año y no hibernan. Las tortugas de Florida proceden del sur de Estados Unidos y de países centroamericanos, y en sus zonas de origen no hibernan o tienen inviernos suaves que toleran con cortas hibernaciones. Por esto las tortugas acuáticas mascota, para que mantengan su actividad normal durante todo el año, se deben mantener en un acuaterrario con temperatura controlada, pudiendo ser necesario añadir fuentes de calor durante el otoño y el invierno. Para las tortugas acuáticas se suele utilizar un calentador con termostato en el agua, que ayuda a mantener la temperatura entre 22-28ºC. Las tortuga de Florida adultas y en buen estado de salud pueden adaptarse a los suaves inviernos mediterráneos y hacer cortas hibernaciones, aunque siempre que se pueda sería preferible evitarlas en estas especies.

Los reptiles producen la vitamina D3 en la piel con la ayuda de la luz ultravioleta del sol. Una función vital de la vitamina D3 es ayudar en la absorción del calcio del alimento, para tener unos huesos fuertes y crecer correctamente. Por esta razón, es tan importante que dispongan cada día de luz del sol directa, sin cristal ni plástico por en medio. Alternativamente, si no es posible que les toque cada día unas horas el sol, se les puede poner una lámpara de luz ultravioleta en el terrario especia para reptiles, que simulará el efecto solar.

El agua para el acuaterrario puede ser agua mineral o del grifo (preferiblemente reposada 24 horas para que se evapore un poco el cloro). Gran parte de la suciedad que se queda en el agua del acuaterrario procede de restos de alimento sin consumir y de las heces, por esto recomendable poner un filtro en el agua para que retire los restos más grandes de materia orgánica, y así poder mantener el agua limpia durante más tiempo. Otra manera sencilla de reducir la suciedad del agua es acostumbrar a las tortugas a comer en un barreño u otro contenedor con agua diferente del acuario habitual, dónde sean más fáciles los cambios de agua.

El acuaterrario debería disponer de una zona seca sin agua dónde los animales puedan salir a descansar y tomar el sol. En verano, si se dispone de jardín o terraza, se puede sacar al animal al exterior, prepararle un cercado y ponerle dentro un recipiente con agua de fácil acceso para que pueda entrar y salir cuando quiera. Conviene tomar las precauciones de tapar todos los agujeros por los que podría escaparse y sobre todo vigilar que no pueda caer a la calle a través de la barandilla o cavar un túnel por debajo del cercado, pues se trata de  accidentes comunes. A las tortugas de tamaño pequeño cuando se las saque al exterior, conviene sacarlas siempre bajo control, ya que podría haber depredadores (gaviotas, gatos,…) cerca que las podrían cazar. Las tortugas no deben dejarse nunca solas al alcance de perros, pues aunque hayan convivido juntos mucho tiempo, éstos podrían morderlas como si fuera un juguete y destrozarlas. En la clínica atendemos diversos casos cada año, y es una lástima porque es un problema fácil de evitar con un buen manejo.

No se recomienda poner piedras pequeñas en el acuaterrario, ni materiales plásticos que pueda morder y tragarse, ya que son propensas a engullir cuerpos extraños que luego les producen obstrucciones gastrointestinales. Si se quieren poner pierdas en el fondo del acuario, éstas deben ser lo suficientemente grandes como para que no se las puedan tragar.

Se desaconseja la convivencia de tortugas de agua con otros ejemplares más pequeños, peces o anfibios ya que fácilmente podrían depredarlos.

Salud y patologías

La presencia de parásitos intestinales en reptiles es frecuente y es conveniente un control y/o desparasitación anual. Los parásitos digestivos pueden producir adelgazamiento progresivo, obstrucciones gastrointestinales, diarreas y debilidad, haciéndolas más susceptibles a otras enfermedades. En el caso de las tortugas de agua la incidencia de parasitaciones digestivas es más baja que en otros reptiles, pero igualmente conviene tomar medidas higiénicas para que algunos de estos parásitos no terminen en los intestinos de los propietarios.

Es aconsejable una revisión veterinaria anual de las tortugas, para comprobar que presentan un buen estado de salud, pudiéndose hacer coincidir con la desparasitación anual. También es recomendable llevar al animal al veterinario en caso de enfermedad, aunque a veces los síntomas que muestra no son muy aparentes. Algunos de estos síntomas pueden ser molestias oculares, mucosidad, respiración con el cuello extendido y la boca abierta, bajada gradual de peso, diarreas, debilidad, apatía, anorexia, bultos en el cuerpo, caparazón blando, cambios de coloración del caparazón, etc.

Las tortugas acuáticas tienen con frecuencia enfermedades relacionadas con la dieta (hipovitaminosis A, abscesos óticos, enfermedad ósea metabólica, lipidosis hepática, insuficiencia renal), aunque también son propensas a las neumonías y las obstrucciones gastrointestinales por ingestión de cuerpos extraños.

Las tortugas, así como otras especies de reptiles, pueden tener Salmonella como flora digestiva normal. Estas bacterias no suelen causar enfermedad a las tortugas, pero son un riesgo para los humanos y otros animales, que al ingerirlas pueden sufrir diarreas, fiebre e incluso infecciones generalizadas. Por esta razón es recomendable extremar siempre las medidas higiénicas cuando se está en contacto con algún reptil, y lavarse bien las manos con agua y jabón después de su manipulación. Esto es especialmente importante en personas con un sistema inmunitario débil, como los niños, la gente mayor, embarazadas, etc.

Este artículo es un breve repaso sobre el manejo y alimentación básicos de las tortugas de agua, para más información acuda a nuestro centro.

One Response to La Tortuga de Florida y sus congéneres

  1. Javier 04/10/2014 at 1:08 am #

    Muchas gracias por sus consejos. Ahora mis tortugas son más felices que nunca.

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